Un llamado a unir voluntades por Puerto Rico
En el marco del cierre reciente de la cumbre climática COP26 de las Naciones Unidas en Escocia — celebrada desde el 31 de octubre hasta el 13 de noviembre — y en línea con los planteamientos que he estado compartiendo en publicaciones anteriores sobre la transición hacia la energía renovable, quiero profundizar en unos elementos ambientales y climáticos que, a raíz de las discusiones durante la COP26, tienen mayor trascendencia por su impacto global.
Sin quitarle su merecido lugar a los demás temas de importancia como la deuda, la pobreza, el desarrollo económico, la migración, entre otros — el tema de mayor importancia para Puerto Rico en materia de cambio climático es la adaptación y la resiliencia.
En ese sentido, la palabra que más se escuchó en las tarimas y pasillos de la conferencia fue Ambición. Cualquiera que haya sido la acción tomada para mitigar el cambio climático hasta la fecha, de ahora en adelante las medidas que tomemos tendrán que alcanzar niveles sin precedentes, por lo que se requiere de una acción colectiva, por parte del sector privado, el público y la sociedad civil.
Requiere, sin el más mínimo descanso, la formación de una gran coalición con la participación activa de todos.
Por ser una pequeña isla, Puerto Rico es particularmente vulnerable, por lo que esfuerzos de adaptación y resiliencia son fundamentales, comenzando con la energía eléctrica. Estamos plenamente confiados que la transformación de la infraestructura eléctrica que han iniciado la Autoridad de Energía Eléctrica (PREPA) y el Negociado de Energía, de 97% energía fósil hoy a un 100% renovable para el 2050, le brinde al país una resiliencia sin igual.
El nuevo sistema combinará fincas solares y eólicas, sistemas solares en techos — las llamadas plantas virtuales que también se incluyeron en el proceso de licitación — almacenamiento con baterías, mejor manejo de los picos de demanda, y otras tecnologías, brindando una generación más diversificada y distribuida.
En cuanto al sistema de transmisión y distribución, el Plan Integrado de PREPA contempla ocho redes regionales en vez de una sola centralizada, y varias microrredes alrededor de toda la isla, de manera que un apagón en una red no provoque la interrupción de servicio en las otras.
Para iniciar la transición, Puerto Rico está pasando a ritmo acelerado de un 3% (o menos) de energía renovable a 40% en apenas unos cuatro años, para el 2025, el salto más agresivo y visionario de cualquier país del mundo o estado de Estados Unidos.
La ambición que ruega el Acuerdo de París y que tanto colmó el debate en la cumbre COP26, la estamos viviendo aquí en el 100x35 y merece la más efusiva celebración y la más amplia participación de todos los sectores.
Mientras el mundo entero camina en unísono hacia la energía renovable, sostenible y resiliente, debemos unirnos todos a PREPA y al Negociado para acelerar la transición como país. Participemos activa y responsablemente en la construcción de una nueva, moderna y ejemplar infraestructura energética.
Que sea éste un gran proyecto de país, mediante una coalición que agrupe los sectores públicos y privados. Juntos podremos acelerar el futuro de la energía.